Psiconutrición: ¿por qué somos de dulce o de salado?

¿Eres más de dulce o de salado? ¿Alguna vez te has planteado por qué? Nuestros expertos en Nutrición resuelven la duda.

Admitamos que todo el mundo ha sentido en alguna ocasión “la llamada” por determinados alimentos que no suelen ser precisamente los más saludables. En un momento concreto nos apetece chocolate, galletas, bollos o alimentos dulces. Otras personas responden más a la “necesidad” de ingerir alimentos ricos en grasa y sodio como pueden ser las patatas fritas u otro tipo de snacks salados o los embutidos.

¿Necesidad real o antojo?

Siempre se escucha que las mujeres embarazadas sienten antojos alimentarios, esto es la necesidad imperiosa de ingerir un alimento muy concreto. Pero lo cierto es que no es necesario encontrarse en esta etapa fisiológica concreta para sentir esos antojos y es que hombres y mujeres tenemos en ocasiones esa sensación.

Los antojos no son una necesidad nutricional real, es decir, no se corresponden con una carencia alimentaria o la falta de un determinado nutriente salvo en contadas ocasiones como por ejemplo las mujeres con menstruaciones abundantes que durante esos días sienten mayor necesidad de ingerir alimentos ricos en hierro (como la carne roja) derivada de una pérdida de este mineral.

Aunque hay cierto factor de predisposición genética al dulce o al salado, la mayoría de los antojos responden a factores psicológicos. Nos sentimos atraídos por determinados alimentos porque nos hacen sentir bien. Son los alimentos dulces los que tienen mayor capacidad de liberar endorfinas, las denominadas hormonas de la felicidad. Esta sensación, aunque real, es efímera y al cabo de tan solo unas pocas horas caen de nuevo los niveles de glucosa en sangre, nuestro estado de ánimo y nuestra energía y entramos en un círculo vicioso que nos empuja de nuevo a querer ingerir más alimentos de este tipo.  E incluso podemos llegar a sentirnos culpables por habernos comido la mitad de la tableta de chocolate lo que de nuevo alimenta la situación de ansiedad y las ganas de comer para calmarla.

¿Cómo evitar antojos?

La ingesta puntual  de alimentos ricos en azúcares simples y/o grasas y sodio no representa un problema de salud. Aunque insistimos, de forma puntual y moderada. Por eso decimos que no existen alimentos buenos ni malos sino de consumo diario o de consumo ocasional. Por tanto si un día nos apetece comer galletas de chocolate o patatas fritas, no hay problema, siempre que controlemos la cantidad.

Pero si se convierte en una costumbre y siempre respondemos a la llamada psicológica de esos alimentos que nos hacen sentir bien (aunque sólo por un momento) podemos acabar con problemas de sobrepeso y los factores asociados como colesterol alto, diabetes tipo 2, hipertensión arterial.

La forma de evitar los antojos desde el punto de vista de la nutrición es llevar una alimentación equilibrada, saludable y sobretodo organizada, cumpliendo unos horarios de ingesta. Así realizar 5 ingestas al día, comiendo cada 3-4 horas, mantiene estables los niveles de glucosa en sangre y puede reducir la sensación de hambre.

La elección de los alimentos que se incluyen en estas tomas intermedias (media mañana y merienda) también es fundamental. Así si se nos antoja dulce podemos recurrir a las frutas o a los lácteos desnatados con trocitos de fruta e incluso al cacao puro. Y si somos más de salado, una buena opción es tomar un puñadito de frutos secos (pero al natural) o un pequeño bocadillo vegetal o con proteína magra (como el pavo, el jamón serrano).

En conclusión

Responder a los antojos de forma puntual y moderada es incluso necesario. No podemos olvidar que comer también tiene que ser un placer y no podemos desterrar para siempre aquellos alimentos que más nos gustan. Pero si estas “necesidades” no surgen del hambre, entonces la comida no es la solución.

http://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2017/09/18/59bb98b1e2704eac3d8b4630.html