Beneficios de la Dieta Mediterránea en la infancia
La dieta mediterránea como base de nuestra cocina
En Scolarest tenemos como base de nuestra cocina la dieta mediterránea, basada en un producto de calidad que acompañamos con unas excelentes técnicas gastronómicas. Elaboramos nuestros menús con materia prima seleccionada y con un gran equipo de expertos en cocina y nutrición. Nuestros profesionales dan forma unos menús elaborados con alimentos funcionales con propiedades alimenticias adaptadas a la edad madurativa de los alumnos y provenientes de distintas culturas.
A nuestros equipos les encanta utilizar productos ecológicos y de Km0 cultivados y elaborados en cada zona, potencian la proteína vegetal (de bajo contenido en grasa y ricas en vitaminas, minerales y fibra) y condimentan los alimentos con especias que potencian los sabores, les permiten reducir el uso de sal y educan el paladar a sabores más naturales.
En Scolarest nos inspiramos en la Dieta Mediterránea para la elaboración de nuestros menús y somos exigentes con la calidad de nuestra materia prima para que sea fresca y de temporada, de proximidad, eclógica y cocinada siempre con Aceites de Oliva de España. Todos los menús elaborados por Scolarest están cocinados con Aceite de Oliva.
La dieta mediterránea tiene beneficios innegables. Se trata de una dieta de una gran calidad nutricional y llena de beneficios para la salud. Sin embargo, durante los últimos años y especialmente a raíz del estallido de la pandemia, los datos reflejan que cada vez es más la gente que está dejando de lado esta dieta históricamente tan arraigada a nosotros.
Desde que los expertos se fijaron en la dieta mediterránea, su lista de acciones beneficiosas para la salud no ha parado de crecer. Son cientos los estudios que demuestran que seguir esta dieta de forma regular aporta un gran número de ventajas, como la prevención de la obesidad, de los riesgos cardiovasculares, la diabetes, la hipertensión, la mejora de la circulación, los efectos nocivos de la contaminación, alarga la esperanza de vida e incluso mantiene la báscula a raya. Los expertos destacan sus principios básicos basados en comer productos como frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, semillas y algunos frutos secos y ponen un gran énfasis en el aceite de oliva virgen. Se trata, pues, de una dieta que consta de una gran cantidad de ácidos grasos no saturados esenciales para nuestro organismo.
Con todo esto no es de extrañar que la Organización Mundial de la Salud la promocione ni que la UNESCO la haya nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Recientemente, la revista estadounidense US News & World Report la ha situado a la cabeza del ranking de las mejores dietas para el 2022 calificándola como una dieta que incorpora una amplia gama de tradiciones e ingredientes que suponen una valiosa herencia cultural que ha dado lugar a una combinación equilibrada y completa de alimentos basados en productos frescos, locales y de temporada. Además, la ciencia la ha declarado como la dieta que menos huella deja sobre el medio ambiente.
Una dieta que nos define
Seguro que alguna vez has escuchado en boca de alguien o ha salido de la tuya propia el dicho “eres lo que comes”. Esta expresión es más literal de lo que imaginamos, puesto que distintos estudios aseguran que existe una correlación entre lo que comemos y nuestra energía física o mental. Y si nos referimos a una dieta como la mediterránea, forjada en uno de los territorios más ricos del planeta con un clima excepcional y de la que nuestros ancestros se han beneficiado a lo largo de los años, podemos garantizar que estamos hablando de una dieta que llevamos en nuestros genes.
Sin embargo, estudios recientes indican que existe una tendencia decreciente de la adherencia a la dieta mediterránea, sobre todo por parte de los más pequeños. A día de hoy, solo el 40% de los menores alcanza un nivel alto de seguimiento de dicha dieta, mientras que el año 2020, lo hacía un 44,7%. Y si segmentamos estos datos por edad, podemos observar que los adolescentes y niños siguen aún menos la dieta mediterránea. Los estudios recogen que solamente un 15,9% de la población infanto-juvenil declara consumir al menos 4 raciones de fruta y verdura al día.
La importancia de los hábitos
Hay que reconocer que a veces nos encontramos con factores como la falta de tiempo, la publicidad o la facilidad para disponer de alimentos ultraprocesados que nos pueden hacer caer en la tentación de consumirlos. Es más, en algunos casos, estas tentaciones propias de un mundo globalizado en el que nos encontramos a día de hoy han hecho que vayamos dejando de lado esta forma de vida tan nuestra, lo cual está repercutiendo negativamente en la salud de nuestra sociedad. Y es que un capricho de vez en cuando no hace daño a nadie, sin embargo, el problema se genera cuando sucumbimos a estas tentaciones hasta el punto de normalizar la ingesta de este tipo de alimentos, dejando de lado una dieta variada y rica en nutrientes como la mediterránea.
Sin embargo, a veces pasamos por alto que una buena alimentación es aquella que se compone de unos buenos y hábitos que nos permiten poder seguir de forma regular y sostenida en el tiempo una dieta rica y variada en todos los nutrientes esenciales. Por lo que a veces, tener una buena alimentación es tan sencillo como adaptar nuestro entorno para que nos sea mucho más sencillo consumir buenos alimentos. Además, algunos estudios también indican que la dieta mediterránea es una de las más fáciles de seguir y si la seguimos de forma regular, muy probablemente también acabaremos contagiando a su entorno de estos buenos hábitos.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta que no es necesario llevar a cabo un cambio radical, ya que muy probablemente no estarás psicológicamente preparado para mantenerlo de forma regular y acabarás volviendo a tus malos hábitos. Es mucho mejor ir cambiando de forma paulatina, sin prisa, pero sin pausa, y poco a poco te irás sintiendo mejor contigo mismo y acabaras siendo fiel a la dieta mediterránea, aunque de vez en cuando te des algún que otro capricho.
Fuentes:
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